Carolina Carrillo es una abogada que llegó a la Fundación motivada por sus ganas de aportar a las niñas y adolescentes. Actualmente, es voluntaria y participa en la formación de speaker.
Trinidad Navarro Torres
Es difícil soñar con algo que no se conoce. Construir metas y aspiraciones requiere, en gran medida, de referentes cercanos que sirvan de ejemplo, de aliento y motivación. Saber que otras lo han logrado, gracias a su esfuerzo y dedicación, es un motor que impulsa.
Es por ello que, para Carolina Carrillo, tomar su historia personal para inspirar a niñas y adolescentes que viven en regiones es una de sus grandes motivaciones dentro de la Fundación.
Carolina tomó el camino de la adultez desde muy temprana edad. Nacida en la región de los Lagos, al sur de Chile, supo desde muy joven que para poder estudiar una carrera universitaria tendría que irse de casa y trasladarse a otra ciudad con sede de alguna universidad.
Apenas terminó la enseñanza media, se fue a Valdivia a estudiar Derecho, y una vez egresada como abogada, tomó de nuevo sus maletas para irse a Santiago, en busca de mejores oportunidades laborales. Desde eso, ya han pasado 11 años, y hoy toma su historia para inspirar a niñas y adolescentes que viven en regiones. Su mensaje es poderoso: Si se puede tener una carrera universitaria, así hayas crecido en una región apartada, solo hay que trazarse un plan.
Carolina llegó a la Fundación gracias a su interés por devolver la mano a otras personas y en agradecimiento por todas las oportunidades que la vida le ha puesto en el camino.
“Soy nueva en la Fundación, me enteré por Linkedin y me incorporé en el programa de mentorías El Poder las emociones de Academia Inspiradas, ese fue mi primer acercamiento. Y apenas vi la publicación me di cuenta de que conectaba con una inquietud que yo tenía desde hace tiempo y no sabía cómo canalizarlo, que era en agradecimiento, devolver la mano a otras personas, para orientarlas y guiarlas en su camino, entendiendo que no todos tenemos las mismas posibilidades”, agregó.
Asimismo, Carolina asegura que dos de los mensajes que más quiere reforzar en los jóvenes, sobre todos los que viven en regiones, es la importancia del agradecimiento hacia el esfuerzo que realizan sus padres para apoyarlos en su camino profesional, así como la responsabilidad que supone estudiar lejos de casa.
“A mí me gustaría transmitirle a las niñas y niños que están en regiones que se enfoquen en esos objetivos, que si es posible acceder a una universidad, siendo de regiones, que actualmente hay muchos beneficios que en mi época no existían. También explicarles sobre el esfuerzo y sacrificio que supone estudiar y luego trabajar. Y, sobre todo, que entiendan que no siempre las cosas salen como uno las planifica, y que hay que adaptarse y entender que el camino puede ser un poco más largo, pero igual se puede lograr aquello que se desea”.
Para finalizar, Carolina asegura que su llegada a la fundación ha sido una experiencia enriquecedora en todos los aspectos, ya que, por una parte, le permite conectarse con las historias inspiradoras de otras mujeres, y también ha podido sumar herramientas y conocimientos que ha podido aplicar dentro de su empresa y su labor profesional.
“Estar en la Fundación es un círculo virtuoso, porque uno va como voluntaria, con su historia de vida, para motivar e inspirar a las niñas, pero a la vez una también aprende de las niñas y de las otras mujeres. Eso es lo que más me gusta, conectar con otras mujeres que también me inspiran mucho, ver lo que han logrado y lo que les ha costado. Me ha generado un crecimiento muy grande, en el cual he logrado trabajar mucho mi propio liderazgo y aplicarlo en mi compañía. Es ganar – ganar”, concluyó.