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Mentoras en acción: Acompañar para transformar

Karina Zúñiga| Líder de Innovación y Mentora de Emprendimientos y Startups

Desde niña he sentido la necesidad de acompañar, escuchar y apoyar a otros, pero recién en 2021 viví mi primera experiencia formal como mentora, con el programa “Impulso Chileno”. Recuerdo a una mujer extraordinaria, con mucha energía, determinación para salir adelante y ganas de “comerse el mundo”. Esa mentoría no solo marcó un antes y un después en su camino: también transformó el mío.

En el vínculo de la mentoría ocurre algo profundo: se genera vulnerabilidad y confianza. Acompañar a otra mujer desde la escucha activa y la empatía abre un espacio genuino que trasciende lo técnico. Mentorear no es dar soluciones, sino abrir posibilidades, formular preguntas que generen nuevas perspectivas y modelar con nuestro propio ejemplo.

Desde entonces he acompañado a muchas mujeres: emprendedoras que, pese a la falta de recursos y redes, muestran una fuerza y resiliencia que me conmueven. Son mujeres que lideran sus negocios, familias y sueños con admirable perseverancia. Muchas veces no se reconocen como líderes, aunque ya lo son. Hoy existe una gran necesidad de este apoyo humano y cercano, especialmente entre las cerca de 800 mil microemprendedoras en Chile que podrían beneficiarse enormemente de una mentora.

El verdadero poder de esta relación no está en los consejos que damos, sino en la presencia auténtica que ofrecemos. Cuando una mujer se siente realmente escuchada, comienza a confiar en su propia voz y puede visualizar claramente hacia dónde quiere ir y quién desea ser en tres, cinco o diez años.

La mentoría es un aprendizaje mutuo. En cada encuentro, no solo aportamos desde nuestra experiencia, sino que también adquirimos nuevas perspectivas y sentimos gratitud. Para generar un cambio significativo no se necesitan grandes gestos ni largas horas. A veces basta un breve mensaje, una reunión corta, compartir una red de contactos o hacer una pregunta adecuada para transformar toda la estrategia de un negocio.

Cada pequeña acción es una semilla de transformación. Cuando vemos el crecimiento que generan, comprendemos que ser mentora es mucho más que compartir experiencia: es multiplicar posibilidades.

Ser mentora es un acto de profunda generosidad. Cada vez que acompañamos a otra mujer en su camino, generamos un efecto multiplicador que beneficia no solo su vida, sino también la de su entorno. Ese es el verdadero poder de la mentoría: acompañar para transformar, impulsando a otras mujeres a descubrir lo lejos que realmente pueden llegar.

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Rompiendo moldes, abriendo caminos

He construido gran parte de mi vida profesional en espacios donde históricamente las mujeres hemos sido minoría. Primero en la Escuela de Ingeniería de la Universidad Católica, luego en sectores tradicionalmente masculinos como el mercado financiero y la minería. Entornos áridos, exigentes, que durante años parecieron diseñados para otros, no para nosotras.

Recuerdo el miedo que sentí al dar ese primer paso. Atreverse a entrar a un mundo desconocido nunca es fácil. Venía de un colegio de niñas, de una familia de muchas hermanas y primas, donde los hombres eran minoría. Llegar a ese “club de Toby”, como se sentía entonces la escuela, fue todo un salto al vacío, fundado en una decisión consciente, nacida del interés, la pasión por resolver problemas complejos, y la convicción de querer ser parte de este desafiante entorno.

Mi paso por la universidad resultó ser menos intimidante de lo que imaginaba. Aunque éramos pocas mujeres, nunca sentí que eso me restara valor ni oportunidades. Forje amistades entrañables, compartí con mis compañeros no solo estudios y trabajos, también desafíos, paseos, risas y preocupaciones. En ese entonces no hablábamos de paridad ni enfoque de género, tampoco de sororidad; simplemente éramos parte del grupo. La escuela era un espacio mayoritariamente masculino, no por exclusión deliberada, sino más bien por una inercia histórica. Para muchas de nosotras, esos años fueron una verdadera escuela de vida, que aún hoy me permite desenvolverme con naturalidad y confianza en entornos diversos, reconociéndome como par y aportando desde mi autenticidad.

Esa experiencia me preparó para una vida profesional donde los desafíos no han sido escasos. Porque cuando una mujer decide avanzar en un rubro con baja participación femenina, no solo debe demostrar conocimientos y liderazgo: también debe enfrentar estereotipos que llevan siglos grabados en la piel de la sociedad… y muchas veces, también en la nuestra.

Estos desafíos que trascienden lo técnico, muchas veces implican hacerse espacio en lugares donde históricamente no hemos estado presentes y donde nuestra presencia aún incomoda a algunos pocos. Además, debemos conciliar exigencias laborales intensas con un sistema que sigue depositando en las mujeres la mayor parte de las responsabilidades familiares y de cuidado.

Hoy tengo la convicción de que los cambios profundos se logran desde dentro. No desde la queja, sino desde la acción. Cada vez que participamos, lideramos, enseñamos o decidimos con claridad y convicción, vamos modificando las reglas no escritas. Lo que antes parecía extraño, hoy comienza a ser habitual. Y así, abriendo camino, vamos transformando industrias enteras.

Estoy convencida de que sumar más mujeres en sectores estratégicos como la minería o la ingeniería no es solo una cuestión de equidad, es una oportunidad concreta para mejorar la toma de decisiones, fortalecer culturas organizacionales y generar impacto real en la sociedad. Pero para que eso ocurra, debemos trabajar mucho antes de la etapa laboral: en la raíz misma de las decisiones vocacionales.

Mucho se ha hablado del “techo de cristal” que limita el desarrollo de carrera de muchas profesionales. Pero poco se discute aún sobre el “suelo pegajoso”, ese fenómeno silencioso, conjunto de creencias, sesgos y estructuras, que desde edades tempranas condiciona las elecciones vocacionales de niñas y jóvenes. No se trata de falta de talento. Se trata de cómo socializamos, orientamos y condicionamos las decisiones desde el inicio. No es que no puedan; es que muchas veces ni siquiera consideran ciertas opciones como posibles. Por eso es tan importante visibilizar historias distintas, mostrar que hay muchos caminos posibles y que todas las niñas merecen tener las herramientas para elegir con libertad. Esa
es precisamente la misión que llevamos adelante miles de voluntarias de Inspiring Girls, en Chile y en todo el mundo: llegar a tiempo, antes de que las barreras se levanten, para decirles a las niñas que pueden ser lo que quieran ser.

Romper moldes es solo el primer paso. Abrir caminos para otras, acompañarlas, mostrarles que se puede… ese es el verdadero legado. Porque cuando una mujer lidera, innova, inspira, enseña o transforma, no solo cambia su historia: también cambia el horizonte para muchas más.

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Maternar y liderar: culpas, equilibrio y valentía. Por Karen Valdivia

Karen Valdivia | Gerente de productos digitales y está dentro de la categoría de 50 mujeres líderes en TI 

Hay mañanas en las que el éxito profesional pesa más que cualquier logro. No por su exigencia, sino por la culpa que se arrastra detrás. Esa culpa que no tiene rostro, pero que aparece con fuerza cuando una hija llora al dejarla en el jardín o cuando una videollamada importante coincide con la fiebre de la guagua. No tiene nombre, pero todas sabemos cómo se siente. Nos atraviesa.

Maternar y liderar es caminar en una cuerda floja. No porque nos falte capacidad o determinación, sino porque la estructura no fue hecha para nosotras. Se espera que lideremos como si no tuviéramos hijos y que criemos como si no tuviéramos carrera. Que seamos empáticas pero firmes. Cercanas pero productivas. Que no se nos note ni el cansancio ni la leche derramada en la blusa antes de una reunión.

En los espacios donde se toman decisiones, aún hay silencios incómodos cuando hablamos de conciliación, permisos postnatales o corresponsabilidad. Muchas veces, ser madre en esos entornos se percibe como una debilidad, un “riesgo” para el negocio. Pero lo que nadie dice en voz alta es que, al maternar, también entrenamos habilidades que sostienen cualquier liderazgo: la capacidad de priorizar, de contener, de improvisar, de tomar decisiones difíciles con ternura y determinación.

Equilibrar no es tener todo bajo control. Es elegir, cada día, con lo que hay. A veces será quedarse un poco más en el trabajo. Otras, apagar el computador para acompañar una pesadilla nocturna. Y en cada elección hay valentía. Porque liderar no es solo tener un cargo. Es atreverse a estar en lugares donde aún no están pensadas para nosotras. Es abrir espacios, hablar desde la experiencia, incomodar con honestidad y, sobre todo, no negociar con nuestra maternidad.

Pero esto no puede seguir siendo un esfuerzo únicamente individual. En Chile, solo el 49% de las mujeres participa en el mercado laboral, y muchas abandonan sus carreras tras convertirse en madres. Según datos del INE, el 97% de quienes toman el postnatal parental son mujeres, mientras que la corresponsabilidad aún es más aspiracional que real. Y la pregunta es: ¿dónde están las políticas que respalden de forma efectiva esta doble jornada de maternar y liderar?

La transformación no puede recaer solo en las mujeres. Es momento de que el Estado, las empresas y las instituciones educativas asuman su parte. Se necesitan políticas públicas que no solo incentiven la participación femenina, sino que reconozcan la maternidad como una dimensión legítima y poderosa del liderazgo. Flexibilidad horaria real. Beneficios de salas cuna para cuidador ya sea padre o madre. Licencias paternales obligatorias e irrenunciables. Medición de brechas de género no solo en salarios, sino en oportunidades de desarrollo.

Porque mientras sigamos “arreglándonos solas”, seguiremos reforzando la idea de que ser madre y ser líder es una excepción, no una posibilidad legítima. Y no lo es. No debería serlo.

No hay una fórmula perfecta. Solo la certeza de que ninguna debería sentirse sola en esto. Que maternar y liderar no son caminos opuestos, sino una ruta compleja y hermosa que muchas estamos trazando a la vez. Y que cuando una se atreve, abre el camino para muchas más.

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Emociones sin sesgos

Elena nos invita a pensar sobre los estereotipos que existen sobre las emociones y cómo ella los vivió personalmente. Nos comenta que si apoyamos a la juventud, a conocerse e identificar lo que sienten y por qué, haremos de este un mundo más empático, respetuoso, sin sesgos, con personas hábiles y felices.

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El poder de conocernos a nosotras mismas

Reconocer la importancia de las emociones en nuestras decisiones nos lleva al autoconocimiento. Saber quiénes somos y cómo reaccionamos nos permite gestionar nuestras emociones de manera efectiva. No se trata solo de lo que sentimos, sino de cómo lo manejamos.

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¿Cómo nos empoderamos las mujeres?

¿Por qué limitamos el empoderamiento al ámbito profesional? ¿Qué papel juegan nuestras emociones en este proceso? ¿Cómo enseñamos a las niñas a empoderarse? Esto y más en la columna de Valeska Pesse.

COLUMNAS DE OPINIÓN IG 2024 (1)
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La Importancia de la Educación de las Emociones en las nuevas generaciones

En un mundo en constante cambio y evolución, donde las habilidades blandas como la inteligencia emocional son cada vez más valoradas, la educación de las emociones en las infancias se erige como un pilar fundamental en su preparación para el futuro. Además de potenciar su bienestar emocional, estas habilidades les permiten desenvolverse de manera efectiva en entornos diversos, fomentando la colaboración, el entendimiento mutuo y la resolución pacífica de conflictos en un mundo interconectado y globalizado.

COLUMNAS DE OPINIÓN IG 2024
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Transición laboral y emociones: ¿Cómo gestionarlas de la mejor manera?

Cómo enfrentamos los desafíos de los cambios en nuestros escenarios laborales. Stephani Espinoza Psicóloga Organizacional | Gestora de Inclusión Laboral | Human Resources Consultant nos comenta su experiencia y nos entrega algunos tips para gestionar nuestras emociones.

¿Cómo puede la inteligencia artificial potenciar tu productividad y creatividad en el trabajo
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Potenciar tu productividad y creatividad con IA

En nuestra era digital, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta clave para impulsar la productividad y creatividad en el ámbito laboral. La integración de la IA en nuestros trabajos no solo optimiza los procesos, sino que también perfecciona nuestras habilidades, transformando nuestra manera de trabajar.

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Rompiendo Barreras en la Minería: Conoce a Lorena Acle

 

Lorena, economista y jefa de atracción de talentos en Codelco, es una de las mujeres líderes y parte de la comunidad Inspiring Girls, que desafían las normas en una industria históricamente dominada por hombres. En una conversación nos compartió sus experiencias, desafíos y consejos para las nuevas generaciones de mujeres que aspiran a ingresar en campos tradicionalmente masculinos.

“Como mujer economista y jefa de atracción de talentos en Codelco, enfrentó desafíos significativos en una industria predominantemente masculina. La minería, tradicionalmente, no solo ha sido dominada por hombres, sino que también, hasta 1991, existía una ley en Chile que prohibía a las mujeres trabajar en minas”, explica Lorena, subrayando la naturaleza histórica y cultural de las barreras que ha tenido que superar. “Mi enfoque ha sido promover una cultura de inclusión y diversidad, demostrando con resultados el valor de equipos diversos, y liderando con el ejemplo para
inspirar a otras mujeres.”

“A las niñas y jóvenes les diría que la economía y la gestión de personas son campos donde pueden brillar intensamente”, afirma con convicción. Lorena insta a las jóvenes a no dejarse intimidar por ser una carrera masculinizada tradicionalmente, sino que cambiar los modelos estructurales tradicionales al haber más mujeres en la minería. “Mi consejo es que busquen mentores, se eduquen constantemente y nunca duden de su capacidad para aprender y liderar, independientemente de las barreras que puedan enfrentar”.

Desde su rol en atracción de talentos, Lorena tiene una misión clara: diversificar el equipo de Codelco. Comentó que, “implementando políticas de reclutamiento inclusivo y programas de mentoría, podemos asegurar que más mujeres consideren a Codelco y la industria minera como opciones viables y atractivas para sus carreras”. Su compromiso se refleja en objetivos ambiciosos, como alcanzar un 35% de dotación femenina para 2027.

Uno de los logros que más enorgullece a Lorena es su trabajo en IBM, donde lideró una iniciativa para aumentar la representación femenina en roles técnicos y de liderazgo. “A través de esta iniciativa, logramos un aumento significativo del número de mujeres contratadas y promovidas, creando un efecto multiplicador en toda la organización. Actualmente, me encuentro con el mismo desafío en Codelco”, relata, mostrando cómo estos esfuerzos no solo cambian las estadísticas, sino también las culturas corporativas.

Para Lorena, las empresas deben tomar acciones decididas para promover la diversidad. “Las empresas deben establecer cuotas de diversidad, crear programas de mentoría y ofrecer capacitaciones sobre sesgo inconsciente”, sugiere. Además, enfatiza la importancia de fomentar un equilibrio de género en posiciones de liderazgo y asegurar que las políticas de trabajo apoyen la inclusión y la equidad de manera efectiva.

Finalmente, Lorena reflexiona sobre su participación en Inspiring Girls. “Ser parte de Inspiring Girls es tremendamente significativo para mí. Creo que compartir mi experiencia y desafíos puede motivar a niñas y jóvenes a perseguir sus metas profesionales, mostrándoles que es posible superar barreras de género y tener éxito en campos que tradicionalmente han sido percibidos como inaccesibles para las
mujeres”, concluye.

Lorena no solo está rompiendo barreras en la minería, sino que también está abriendo caminos para futuras generaciones, demostrando con su ejemplo que el liderazgo femenino es posible y necesario en todas las industrias.