Natalia Castro nos contó sobre su experiencia trabajando con redes de mujeres y sobre los cambios que ha experimentado en el camino del emprendimiento, el liderazgo femenino y el empoderamiento.
Trinidad Navarro Torres
El término sororidad proviene de la palabra inglesa “sisterhood”, utilizada en los años 70 por Kate Millet, un importante referente del feminismo durante esa década. Años más tarde llega a Latinoamérica como “sororidad”, lo cual significa la reciprocidad entre mujeres que comparten el mismo ideal y trabajan por alcanzar un mismo objetivo”.
Afortunadamente, este concepto se vuelve cada vez más popular dentro de las conversaciones familiares y debates académicos, transformando así la vieja creencia sobre las luchas y conflictos entre mujeres.
Natalia Castro, publicista | Diplomada en Planificación y estrategia de contenido, Community management & social media, estratega de negocios digitales y speaker en Inspiring Girls, el concepto de sororidad debe ir más allá de la retórica; debería ser más como una filosofía de vida.
“Hace algún tiempo me planteé si lo que estaba haciendo me apasionaba, si bien profesionalmente me sentía en una carrera ascendente, de aprendizaje, sentía que no estaba cumpliendo con mi propósito y que necesitaba herramientas que me ayudaran a desarrollar este, pero por sobre todo hacer que ambos mundos tanto en el profesional como el personal convivieran entre sí, lo cual me llevó a hacer cambios. Y estos cambios me llevaron a buscar nuevos espacios para desarrollar mi propósito. Es así como llego a distintas comunidades de mujeres, lo cual me permitió darme cuenta de que uno de mis propósitos era apoyar a mujeres para que logren sus objetivos. Desde ese momento uno de mis mensajes está relacionado con la sororidad, que en verdad nos apoyemos entre nosotras mismas, porque tenemos la oportunidad de mostrar lo buena que somos sin boicotear el talento de las otras”, explica.
Con respecto a la experiencia que ha significado ser speaker en la Fundación Inspiring Girls, Natalia destaca dos importantes aprendizajes: Uno, está relacionado con la poderosa posibilidad de conectar con otras mujeres del rubro tecnológico y tejer redes de apoyo en conjunto; y dos, la conexión con la realidad que supone ir a colegios vulnerables y conversar con niños, niñas y adolescentes.
“Participé en dos colegios, y lo que más me sorprendió fue ver la vulnerabilidad de las niñas y niños. Fue muy difícil porque se puede ver el abandono y la carencia no solamente del gobierno en apoyo de estos colegios, sino también de las familias. Algo que me llamó la atención es ver la diferencia que había entre la visión que tenía cada niño, quizás marcados por la brecha cultural, generacional o socioeconómica. Me sorprendió que nuestros niños ya no tuvieran sueños, anhelos o una creatividad al infinito y más allá, como niños que son. A diferencia de los niños de otra nacionalidad, los cuales atesoran un futuro lleno de oportunidades y espacios para ellos y sus familias y es aquí donde me quedo con la palabra que más he escuchado este último tiempo “oportunidades”. Creo que eso es lo que le falta nuestros niños, tomar las oportunidades, vivencias, experiencias y espacios de conversación y aprendizaje como los que tenemos en nuestra comunidad y no pensar que todo va a llegar a nosotros sin mayor esfuerzo o convicción. Hoy debemos entender que la aceptación, motivación y las buenas decisiones solo dependen de sus sueños y de ellos”, puntualizó.
Asimismo, Natalia considera que estas visitas a los colegios son una oportunidad de mostrarle a los jóvenes las diferentes opciones que tienen, así como de ayudarles a trazarse metas y proyectos.
“Mi mensaje para los jóvenes es simple pero poderoso. Se pensó y se hizo. Les digo que todo aquello que se piense es cosa de hacerlo, ya sea un viaje o estudiar; todo es cuestión de tener un propósito. Hoy en día no hay excusa para no estudiar, porque hay cursos en línea, muchos de ellos gratuitos, puedes pagar un curso para aprender un oficio y dedicarte a eso. Me gusta contar mi historia desde el querer, desde el esforzarse. Tú puedes ser lo que quieras, pero lo importante es accionar, no quedarse solo con la idea. Tener la convicción de que, si quieres, puedes, ya que el único limitante vas a ser tú”, concluyó.